Señor Alcalde,
Permítame que empiece por agradecerle las amables palabras que acaba de dirigirme y decirle que para mí es un gran honor el gesto de esta Casa al haber decidido concederme la Llave de Oro de la ciudad de Madrid.
Me gustaría igualmente felicitar, en la persona de Su Excelencia, a todos los ciudadanos madrileños, por la magnífica ciudad que hoy nos acoge. Aunando la riqueza del patrimonio que la Historia le ha dejado, y que ha sabido preservar, a los ejemplos de rasgo y modernidad, que tan bien ilustran la creatividad de sus gentes, Madrid impresiona y encanta a todos. El Presidente de la República Portuguesa, Señor Alcalde, no es una excepción.
Quisiera agradecer, además, la calurosa hospitalidad con la que hemos sido recibidos en su ciudad. Una acogida que lo dice todo sobre la naturaleza tan especial de los lazos que nos unen a españoles y portugueses.
La naturaleza especial de dichos lazos y el particular aprecio que siento por la figura de S.M. el Rey me llevaron a decidir que fuese a España mi primera visita de Estado como Presidente de la República Portuguesa.
Señor Alcalde,
Madrid ha sido, a lo largo de los siglos, una ciudad de acogida. Hacia aquí han confluido gentes de los más variados parajes, trayendo con ellos su voluntad emprendedora y de vencer, compartiendo con quienes aquí ya estaban el mismo amor por esta tierra generosa. Los testimonios de esta pluralidad están por toda la parte y son una de las razones del encanto de esta ciudad que a cada día se renueva.
Entre aquellos que Madrid ha sabido acoger se encuentran ciudadanos de mi país. Son hoy cerca de 6 mil los portugueses que aquí viven, totalmente integrados en la vida madrileña. Altos mandos de empresas portuguesas, españolas, o luso-españolas, profesores, científicos, comerciantes, obreros de la construcción, todos ellos contribuyen, con el vigor de su trabajo, al desarrollo de este país hermano.
A las relaciones que éstos compatriotas míos han construido, a las complicidades que han creado, al conocimiento que tienen de la realidad de los dos lados de la frontera, debemos, españoles y portugueses, mucho del notable progreso que han registrado las relaciones entre nuestros países desde la consolidación de la democracia y la adhesión a la Unión Europea. Nada sería así, si Madrid no los hubiese recibido como lo hizo, y también eso, como Presidente de la República Portuguesa, quisiera aquí hoy agradecer.
La relación entre España y Portugal tiene hoy múltiples facetas. La cooperación entre los dos países abarca los dominios más diversos. Portugal representa hoy, para España, un socio comercial cuya importancia es superior al conjunto de las Américas. De la misma forma que España se ha transformado para Portugal en el primero de sus socios económicos. Es lógico que así sea entre vecinos. En el respecto por la identidad e intereses de cada uno, la interrelación existente da origen a acuerdos de colaboración que sólo podrán beneficiarnos en un mundo donde quien habla solo tendrá cada vez más dificultades en hacerse oír.
La cooperación entre los dos países sólo saldrá adelante gracias al refuerzo de los lazos entre las estructuras del poder municipal.
Desde 1979 que Madrid y Lisboa son ciudades hermanadas. Tratándose de las capitales de España y Portugal, ese hermanamiento tiene un valor emblemático, constituyendo un ejemplo especialmente relevante para las demás ciudades españolas y portuguesas.
Las ventajas de dicha cooperación a nivel municipal son múltiples. Enriquece a las ciudades que en ella participan, les permite aprovechar oportunidades en el marco comunitario, en áreas tan diversas como la cultura y el urbanismo. Y al facilitar la aproximación y el conocimiento mutuos, constituye un poderoso instrumento de refuerzo de las relaciones entre los países.
Señor Alcalde,
No puedo dejar de hacer alusión a los trágicos acontecimientos que hace dos años marcaron la Historia de su ciudad: los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004, que ensombrecieron a Madrid, al pueblo español y a todos cuantos, en todo el mundo, compartieron el mismo sentimiento de dolor y revuelta.
No puedo dejar de recordar la impresionante respuesta de las autoridades y de la población de Madrid ante tal acontecimiento, en una demostración conmovedora de la dignidad que caracteriza a un pueblo que no se deja ni abatir, y mucho menos acobardarse.
En esta visita, he querido rendir tributo a las víctimas de los atentados terroristas del 11 de marzo y, a través de ellas, a las víctimas del terrorismo. He querido igualmente que este homenaje se extendiera a todos cuantos, en Madrid, por la fuerza de su ejemplo en ese difícil momento, nos hicieron creer en la grandeza de los valores que son la base de la democracia.
He querido, al fin y al cabo, hacer lo que estoy haciendo aquí, ahora, cordialmente: dar las gracias a Madrid.
Muchas gracias
© Presidência da República Portuguesa - ARQUIVO - Aníbal Cavaco Silva - 2006-2016
Acedeu ao arquivo da Página Oficial da Presidência da República entre 9 de março de 2006 e 9 de março de 2016.
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