Discurso del Presidente de la República con ocasión del almuerzo ofrecido por el Presidente del Gobierno de España
Madrid, 26 de septiembre de 2006

Señor Presidente,

Quisiera en primer lugar agradecerle, y también en nombre de mi esposa y de toda la comitiva que me acompaña, su amable invitación a este almuerzo, además de las palabras que nos acaba de dirigir. Permítame, además, Señor Presidente, que agradezca a su mujer, Doña Sonsoles Espinosa, el honrarnos con su presencia en esta ocasión.

Comparto con Vuestra Excelencia la evaluación que hace sobre nuestras relaciones bilaterales y el deseo de una cooperación cada vez más estrecha entre nuestros dos países.

Las Cumbres luso-españolas han permitido el desarrollo de un marco de diálogo, cooperación y concertación que engloba múltiples sectores de la gobernación. Nuestras relaciones bilaterales se caracterizan hoy día por un elevado grado de interdependencia. Como he referido en distintas ocasiones, “nada de lo que ocurre en España es irrelevante para Portugal y nada de lo que ocurre en Portugal es irrelevante para España”.

En el dominio económico, España es nuestro principal socio. Exporta a Portugal más que a toda Asia, Latino América, América del Norte, o al conjunto de los nuevos miembros de la UE. Según un estudio reciente de la Cámara de Comercio e Industria Luso-Española, Portugal cuenta con unas 1050 empresas de capital español, que facturan más de 13 mil millones de euros.

En lo que concierne a las inversiones, en los últimos años España viene liderando la inversión extranjera en Portugal, y Portugal es uno de los inversores más importantes en España. Es más, tendré la oportunidad de visitar Hidrocantábrico en Asturias, la mayor inversión portuguesa en este país.

En el plano cultural, jamás nuestras relaciones habían sido tan intensas. En Portugal jamás se ha aprendido y hablado tanto español, y lo mismo ocurre con el portugués en España; jamás se han traducido tantas obras literarias. En el marco europeo, España es, con mucha diferencia, el destino preferido de los portugueses que se benefician de los programas Erasmus y Leonardo da Vinci.

Es igualmente un motivo de orgullo para mí constatar el nivel de cooperación entre nuestras zonas fronterizas, que tanto contribuye al desarrollo sostenible de dichas regiones. Se trata de un vector fundamental en las relaciones entre vecinos.

También en el dominio de la ciencia y la tecnología, que tan importantes son para que podamos vencer los retos del mercado global, España y Portugal han venido reforzando considerablemente su cooperación. Los resultados de la Cumbre Luso-Española de 2005 nos permiten plantear nuevos acuerdos de colaboración. Un ejemplo emblemático de ello es la próxima creación y operación conjunta de un Instituto de Investigación cuya sede estará situada en la ciudad portuguesa de Braga.

En síntesis, disponemos de una base en nuestras relaciones que nos permite ser ambiciosos en cuanto al futuro.

El potencial es inmenso. En un mundo globalizado y ante un proyecto de integración tan exigente como es la Unión Europea, nuestros dos países sólo saldrán ganando si exploran las sinergias que resultan de proyectos comunes.

Afrontar el futuro implica dar respuesta al reto de la competitividad global. Y vencer este desafío depende, en mucho, de la cualificación de los recursos humanos, del desarrollo tecnológico, de la investigación científica y de la capacidad de innovación.

Aprovechar las oportunidades proporcionadas por los programas de la Unión Europea y promover la movilidad universitaria, la realización de acuerdos de colaboración entre instituciones científicas y empresas de base tecnológica, intensificar el intercambio de resultados científicos, de modo a traducirlos en un valor económico y social, deberán ser las prioridades en las relaciones entre nuestros dos países.

He procurado que la comitiva que me acompaña refleje mi convicción sobre la importancia de que estrechemos nuestros lazos en áreas como la investigación científica y tecnológica y la innovación. Me acompañan jóvenes científicos y empresarios que son un ejemplo de la excelencia del trabajo que, en estos dominios, se está desarrollando en Portugal.

Vencer el reto de la “Agenda de Lisboa” implica un esfuerzo enorme, pero necesario, de nuestros países. La acción impulsada por nuestros Gobiernos es fundamental, pero no es suficiente. Es necesario involucrar cada vez más a la sociedad civil y al tejido empresarial.

Señor Presidente,

He referido anteriormente la necesidad de promover una cooperación que permita hacer valer mejor nuestros intereses en la Unión Europea. La concertación de posiciones, siempre y cuando estén en causa intereses comunes, deberá seguir siendo una condición en las relaciones entre nuestros países.

La integración de nuestros países en la Unión Europea es una historia de éxito. Aún siendo verdad que nuestro desarrollo económico y social se deba en mucho a la integración europea, es importante subrayar que la Unión Europea también benefició mucho con la adhesión de España y Portugal, como tuve la oportunidad de referir en mi discurso de ayer noche.

La Unión Europea deberá estar a la altura de las legitimas expectativas que ha generado de cara a los ciudadanos europeos. Los europeos piden soluciones europeas para muchos de los problemas que les afectan, como la inseguridad y el desempleo.

Lo mismo se puede decir con relación a la inmigración ilegal. Éste es un tema que necesita una respuesta europea. Una respuesta en el dominio del control de fronteras, pero también, como España y Portugal vienen recordando, que llegue al meollo de la cuestión: el desarrollo económico y social de los países de donde provienen estas masas de desheredados. Me permito recordar la importancia, en este marco, del diálogo euroafricano y la realización, en el transcurso de la próxima Presidencia Portuguesa del Consejo de la Unión Europea, de la II Cumbre EU-África, un objetivo que ambos compartimos.

A menos de un año de la tercera Presidencia Portuguesa de la Unión Europea, estoy seguro de que encontraremos en España un socio y un aliado en la defensa de los intereses europeos, en especial en la promoción de una Europa abierta y solidaria, más cercana a sus ciudadanos y más capaz de responder a sus anhelos.

Muchas gracias