Discurso del Presidente de la República Portuguesa con motivo de la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno
Santiago de Chile, 9 de noviembre de 2007

Señora Presidenta de la República de Chile,
Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno,
Señores Ministros,
Señor Secretario General de la Cumbre Iberoamericana
Señoras y Señores,

Quiero felicitarles por la oportunidad, la importancia y el significado político de incluir en el orden del día la cohesión social y las políticas de inclusión para esta XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.

Como Presidente de la República Portuguesa he elegido precisamente la inclusión social como uno de los temas prioritarios de mi mandato, con la intención de movilizar a todos los portugueses para un compromiso cívico dirigido a superar las situaciones de desigualdad de distribución de la renta y de exclusión social y pobreza de una parte importante de la población.

Las situaciones de pobreza extrema, de exclusión social y de chocante desigualdad en la distribución de las rentas son enemigos del respeto por los derechos humanos, minan la confianza en las instituciones democráticas y perjudican la concretización plena de la idea de progreso que ambicionamos. Tenemos que prestar una atención especial a los grupos sociales que enfrentan un mayor riesgo de pobreza como los ancianos, los parados y los niños.

Los Gobiernos tienen un papel indispensable en este combate. Pero también debemos reconocer la importancia de soluciones flexibles e innovadoras que promuevan una mayor responsabilidad de las organizaciones no gubernamentales y de los ciudadanos en general y favorezcan una mayor concertación en la acción del Estado y las iniciativas de la sociedad civil.

La pobreza, la exclusión y la desigualdad de distribución de la riqueza no son problemas nuevos sobre todo cuando miramos a las sociedades iberoamericanas. Pero a pesar de su carácter estructural son nuevos los contextos en los que se ponen en evidencia y en muchos casos se agravan.

Vivimos en un mundo cada vez más global, en la era de la sociedad de la información y del conocimiento. Es un error político ignorar sus efectos sobre las estructuras, las dinámicas sociales y la eficacia de las políticas. Si insistimos mucho en las viejas políticas de redistribución de la renta, si confiásemos exclusivamente en la acción del Estado y en la protección asistencial de otras épocas, difícilmente podríamos cumplir el designio de tener sociedades más coherentes, más equitativas y más justas.

Si es verdad que la globalización puede suponer una amenaza a la cohesión social, no es menos verdad que la misma proporciona oportunidades de creación de riqueza y de participación en la economía mundial como nunca había ocurrido en el pasado. China y la India son buenos ejemplos de ello.

En el combate a la exclusión y la pobreza lo fundamental es proporcionar más y mejores oportunidades para que todos los ciudadanos compartan la creación de riqueza y se beneficien de más trabajo. También es necesario que los individuos sean más responsables y más participativos en la vida de sus comunidades y en el apoyo a los grupos sociales más desfavorecidos.

En la actualidad, a nivel europeo, está cada vez más presente la idea de inclusión activa. Además de garantizar un nivel de protección social mínimo, lo que se exige al Estado es, sobre todo, que cree oportunidades para que los ciudadanos se realicen profesionalmente, que capacite a las nuevas generaciones a través de la educación y de la formación para que se enfrenten a los retos del futuro y que fomente la costumbre de aprender a lo largo de la vida.

Para combatir la pobreza y la exclusión social no basta la acción del Estado. Es necesario involucrar a todos porque todos son responsables y a todos los niveles: en la responsabilidad cívica de los ciudadanos, en las redes de solidaridad y de ayuda mutua, en la cohesión de las comunidades locales, en la mayor eficacia de las políticas sociales y asimismo en la cooperación internacional dando sentido a la idea de un esfuerzo global por la inclusión social.

El intercambio de opiniones que provocan nuestros debates es un tributo importante para que podamos evaluar mejor lo que en cada uno de nuestros países y en las relaciones de unos con otros, se puede hacer para responder al objetivo de garantizar un progreso económico y social que llegue a todos y que asegure una consolidación efectiva de sociedades abiertas y apoyadas en los valores de la libertad y de la democracia en el respeto por la dignidad del ser humano.

Gracias.